Reseña de "Pippi Calzaslargas" de Astrid Lindgren

Suele pasar que muchas veces los libros para niños nos gustan también a los adultos. Es el caso de este, que de pequeña vi la serie, pero nunca me leí los libros y ahora se lo he cogido prestado a la peque y me ha encantado.

 

 

Pippi Calzaslargas (Editorial Kókinos) es el primer libro de la famosa niña. es hija de un marinero y de un ángel, porque su madre ha fallecido y se ha ido al cielo. Un día se cansa de navegar en el barco de su padre y decide establecerse en Villa Villekulla con su monito, el señor Nilsson y su caballo Pequeño Tío. 

 

Pronto hará nuevos amigos, puesto que sus vecinos Annika y Tommy irán a jugar con ella siempre que puedan. Pero aunque Pippy es la niña más fuerte del mundo y sabe perfectamente valerse ella sola, la sociedad parece empeñada en que vaya al colegio y se comporte como una señorita, cosas que ella rechaza. 

 

Y es que nadie comprende por qué una niña de nueve años puede vivir sin sus padres, con un barril lleno de monedas de oro y hacer todo lo que se la antoja. Y sobre todo, saber cosas mucho más útiles que las que enseñan en el colegio. 

 

Cuando la hija de Astrid Lindgren le pidió a su madre que le contara un cuento en el que la protagonista fuera una niña que llevara calzas, no sabía que estaba naciendo un mito. Su madre aprovechó el reposo que tuvo que hacer por un esguince para poner los cuentos en forma de libro y enviarlo a editoriales. 

 

 

Curiosamente, a pesar de lo divertido de las historias, muchas se negaron a publicarlo pensando que los niños iban a empezar a comportarse como salvajes tras su lectura. En España incluso estuvo muchos años prohibida porque no se concebía un libro con una protagonista tan autónoma y suficiente (sobre todo en un país donde la mujer no podía tener una cuenta corriente ella sola).

 

Por fin se publicó y fue el comienzo de un mito. Miles de niños han disfrutado con las aventuras de esta niña pelirroja y de sus amigos, de su gran corazón y de su ánimo a la hora de ayudar a otros niños, poniendo a raya a los abusones y luchando contra cualquier tipo de injusticia. 

 

Lindgren además defendió otras causas como los derechos de los animales. A su muerte en 2002 le siguió una petición para que le dieran el premio Nobel de Literatura de manera póstuma, pero la Academia se negó. Eran una panda de señores estirados y aburridos, que diría Pippi. 

 

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