Mario Levrero siempre ha
sido considerado como un escritor excéntrico, una figura ermitaña y
algo asocial que, sin embargo, era enormemente generoso con todos los
escritores que le rodeaban. Hizo de todo en su vida y de todo sacó
partido. Sus múltiples oficios le sirvieron en el terreno literario
y supo aprovecharlos. Para él la escritura no era un arte, era una
forma de vida. Un compromiso con la realidad, con el lector y consigo
mismo para iniciar un viaje interior y salir más o menos indemne.
Mediante estos emails que
intercambiaron el autor y Mario Levrero, este nos va desmadejando sus
ideas sobre la creación literaria, el subconsciente del escritor
(con ideas bastante jungianas), el compromiso con la realidad, la
hondura, el tono, etc. Pero también se explaya en cuestiones menos
ortodoxas que para él estaban relacionadas con el acto mismo de
crear (y no necesariamente de escribir), como la observación, los
juegos de ordenador o los cómics.
Profundamente
iconoclasta, Levrero denfendía cualquier forma de inspiración para
el escritor, criticaba a los autores que normalmente son considerados
canónicos y desdramatizaba la imagen de la literatura demasiado
“seria”, con su representación del escritor atormentado con
miedo ante el folio en blanco. Mantuvo durante muchos años un taller
literario algo atípico, en el que no sólo se leían textos, sino
que también se trataban bloqueos del subconsciente, se sacaba a la
luz material reprimido y se animaba a los alumnos a entregarse sin
reservas al abrazo de esta amante que es la escritura.
Como resultado, su forma
de ver la vida honesta, sincera y luminosa recorre toda su obra,
desde sus tratados más científicos hasta sus novelas negras.
Levrero no despreciaba ningún género ni contemplaba con
condescendencia otro tipo de literatura considerada “menor”.
Defendía que el escritor debía tener la mente abierta, la mirada
atenta y debía de intentar sacar material de cualquier lectura o
vivencia.
Conversaciones con
Mario Levrero (Editorial Contrabando) nos va desgranando el
profundo y apasionante mundo interior de este escritor uruguayo, sus
reflexiones sobre la sociedad y el arte y sus ideas sobre la
escritura. Completan el libro un capítulo final en el que el autor
precisa algunas ideas del texto, un epílogo de Ignacio Echevarria y
un par de entrevistas publicadas. No es un escritor que se haya
estudiado a fondo, pero ahora parece que su figura empieza a emerger
y que poco a poco se le empieza a considerar como lo que ha sido, un
grande de las letras iberoamericanas.
Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no me termina de llamar la atención, así que lo dejo pasar.
Gracias por pasar por mi blog, ya te sigo de vuelta :D
Un beso!
Muchas gracias por tu comentario. Nos leemos. Otro beso para ti.
ResponderEliminar¡¡Hola, soy Merche!!
ResponderEliminarEl libro no es de mis géneros favoritos, así que de momento no creo que entre en mi lista de lectura.
He llegado a tu blog a través de la iniciativa Seamos seguidores, y ya te sigo, me encantaría que tú lo hicieras también.
Te dejo la dire del blog por si hubiese alguien más interesado en conocerlo.
Entrada de la iniciativa Seamos Seguidores
Saludos desde Bibliotecaria Recomienda
Gracias por seguirme. Ahora mismo me paso por el tuyo. Un saludo.
EliminarHola, Ya te sigo. Te dejo mi blog por si te apetece visitarme. https://1000yunlibros.blogspot.com.es/ Besos
ResponderEliminarMuchas gracias. Te sigo yo también.
EliminarUn gran escritor y maestro Mario Levrero. Más de una vez me dijo: "A ver si te tomas unas copas y te sueltas.." Fueron un par de años maravillosos en su taller de literatura por mail: Yo vivía en España, él en Uruguay. Gracias por compartir su recuerdo. Te saludo con afecto.
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