“Conversaciones con Mario Levrero” de Pablo Silva Olazábal



Mario Levrero siempre ha sido considerado como un escritor excéntrico, una figura ermitaña y algo asocial que, sin embargo, era enormemente generoso con todos los escritores que le rodeaban. Hizo de todo en su vida y de todo sacó partido. Sus múltiples oficios le sirvieron en el terreno literario y supo aprovecharlos. Para él la escritura no era un arte, era una forma de vida. Un compromiso con la realidad, con el lector y consigo mismo para iniciar un viaje interior y salir más o menos indemne.

Mediante estos emails que intercambiaron el autor y Mario Levrero, este nos va desmadejando sus ideas sobre la creación literaria, el subconsciente del escritor (con ideas bastante jungianas), el compromiso con la realidad, la hondura, el tono, etc. Pero también se explaya en cuestiones menos ortodoxas que para él estaban relacionadas con el acto mismo de crear (y no necesariamente de escribir), como la observación, los juegos de ordenador o los cómics.

Profundamente iconoclasta, Levrero denfendía cualquier forma de inspiración para el escritor, criticaba a los autores que normalmente son considerados canónicos y desdramatizaba la imagen de la literatura demasiado “seria”, con su representación del escritor atormentado con miedo ante el folio en blanco. Mantuvo durante muchos años un taller literario algo atípico, en el que no sólo se leían textos, sino que también se trataban bloqueos del subconsciente, se sacaba a la luz material reprimido y se animaba a los alumnos a entregarse sin reservas al abrazo de esta amante que es la escritura.

Como resultado, su forma de ver la vida honesta, sincera y luminosa recorre toda su obra, desde sus tratados más científicos hasta sus novelas negras. Levrero no despreciaba ningún género ni contemplaba con condescendencia otro tipo de literatura considerada “menor”. Defendía que el escritor debía tener la mente abierta, la mirada atenta y debía de intentar sacar material de cualquier lectura o vivencia.

Conversaciones con Mario Levrero (Editorial Contrabando) nos va desgranando el profundo y apasionante mundo interior de este escritor uruguayo, sus reflexiones sobre la sociedad y el arte y sus ideas sobre la escritura. Completan el libro un capítulo final en el que el autor precisa algunas ideas del texto, un epílogo de Ignacio Echevarria y un par de entrevistas publicadas. No es un escritor que se haya estudiado a fondo, pero ahora parece que su figura empieza a emerger y que poco a poco se le empieza a considerar como lo que ha sido, un grande de las letras iberoamericanas.

Comentarios

  1. Hola!
    La verdad es que no me termina de llamar la atención, así que lo dejo pasar.

    Gracias por pasar por mi blog, ya te sigo de vuelta :D
    Un beso!

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Nos leemos. Otro beso para ti.

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  3. ¡¡Hola, soy Merche!!

    El libro no es de mis géneros favoritos, así que de momento no creo que entre en mi lista de lectura.

    He llegado a tu blog a través de la iniciativa Seamos seguidores, y ya te sigo, me encantaría que tú lo hicieras también.

    Te dejo la dire del blog por si hubiese alguien más interesado en conocerlo.

    Entrada de la iniciativa Seamos Seguidores

    Saludos desde Bibliotecaria Recomienda

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    Respuestas
    1. Gracias por seguirme. Ahora mismo me paso por el tuyo. Un saludo.

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  4. Hola, Ya te sigo. Te dejo mi blog por si te apetece visitarme. https://1000yunlibros.blogspot.com.es/ Besos

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  5. Un gran escritor y maestro Mario Levrero. Más de una vez me dijo: "A ver si te tomas unas copas y te sueltas.." Fueron un par de años maravillosos en su taller de literatura por mail: Yo vivía en España, él en Uruguay. Gracias por compartir su recuerdo. Te saludo con afecto.

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