Diana y Alicia son dos
mujeres que se dirigen a un punto indeterminado del norte de
Inglaterra para recuperarse en una casa de reposo. Ambas han sufrido
un trauma y su psiquiatra decide que lo mejor es que desconecten unos
días y se recuperen. Diana además tiene la misión de restaurar el
retablo de la iglesia local, que es una réplica de El Triunfo de
la Muerte de Buffalmacco.
La casa está aislada y
sólo una persona vive en ella: Cornell, encargado de llevar comida,
suministros y medicinas a sus habitantes. En medio de un paraje
idílico, Diana, la protagonista, comienza a descubrir que la casa y
su guarda esconden un misterio.
Narrada a la manera de
las novelas clásicas inglesas, Los intactos (Editorial
Pre-Textos) recuerda mucho a autores como Henry James, Charlotte
Bronte o incluso Lindsay Johan. El estilo es sencillo, pero con una
gran riqueza de palabras que poco a poco sume al lector en su
intriga. Sin embargo, uno de los mayores méritos del libro es la
introducción gradual que experimentamos en el ambiente malsano de la
casa y el lago. Son caminos muy sutiles por los que su autora nos
guía con mano firme, dejándonos saber algunos datos sobre el pasado
de los personajes.
Sin estridencias, sin
sobresaltos, recuperando la mejor tradición de novela inglesa, María
José Codes se vale de la excusa de una casa de reposo para ahondar
en el verdadero tema de la novela: la culpabilidad y la capacidad de
aferrarnos a veces al dolor como una manera de sobrevivir. El Metyr,
medicina capaz de bloquear el dolor y los recuerdos traumáticos, no
siempre es la mejor opción para seguir adelante. Sobre todo porque
no puede curar la culpa, la mala conciencia del superviviente. Hay
una frase del libro que me parece especialmente brillante: Todo
dolor necesita su herida, y que concentra mucho del transfondo de
esta magnífica novela: la capacidad del ser humano para superarse, o
la necesidad constante de hacer sangrar una herida para aliviar la
presión de dentro. Un libro brillante.
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