El autor de obras maestras como The Ring o Dark Water presenta una colección de relatos que giran en torno al agua.
Koji Suzuki era
desconocido en nuestro país hasta hace relativamente poco tiempo.
Sin embargo, sí que lo eran dos películas en las que se basan sus
relatos: The Ring y Dark Water. En España se llegó a
estrenar la versión japonesa, si bien fueron los remakes
americanos de ambas los que se dieron a conocer mundialmente.
El tema de la fobia al
agua no es nuevo en la literatura, pero sí es uno de los más
universales y atávicos que puede tratarse. Maestros de muy diversa
procedencia, como H.P. Lovecraft, Hodgson, Abraham Merrit o Edgar
Allan Poe, por citar algunos, han ubicado algunos de sus relatos más
perturbadores en relación con el agua y las criaturas que moran en
ella.
Porque eso es algo que
hay que agradecerle a Suzuki: la originalidad a la hora de plantear
sus relatos. Ya sea el agua que recorre las cañerías de un edificio
semiabandonado, como el mar en todo su esplendor primitivo y salvaje,
el agua que nutre los lagos subterráneos, las historias que le
cuenta una abuela a su nieta paseando por la playa, la excursión a
una isla desconocida o el hallazgo de un barco a la deriva son
escenarios diferentes que tienen en común la presencia del agua.
Jesús Palacios, en el
fantástico epílogo que cierra el libro de Satori Ediciones, relaciona el miedo al agua
con el miedo a lo sexual, en el sentido en que ambos son goteantes y
subterráneos. Tal vez sea una comparación en exceso freudiana, pero
tiene un sentido oculto innegable. Más que el miedo a lo sexual como
tal, tal vez sea el miedo a lo desconocido, al mar capaz de crear la
vida y de arrebatarla. Es algo que todos llevamos en nuestro cerebro
reptiliano, junto con el miedo atávico a la oscuridad o a la muerte,
por ejemplo.
La verdadera originalidad
de Koji Suzuki consiste en tomar un temor ancestral y darle una nueva
vuelta de tuerca sin desvirtuar su mensaje. Su forma de conducirnos
por los vericuetos del horror, su fijación por los pequeños
detalles, el uso de la primera persona o la forma paulatina de ir
introduciendo poco a poco al lector en el relato hasta dejarle a
merced de lo desconocido, le convierten en uno de los maestros del
género.
Muy buena reseña y ganas de leerme el libro.
ResponderEliminarGracias por todos tus comentarios, Maiquel. Un saludo.
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