En el Japón feudal, lleno de convenciones y reglas de compromiso, una dama se rebela contra lo establecido.
En
un mundo eminentemente masculino, lleno de convenciones sobre la forma de
vestir, de peinarse o de comportarse, las delicadas damas japonesas admiran las
mariposas. Sin embargo, una de ellas, deseosa de rebelarse contra esta
imposición que considera injusta, dedica toda su atención a las orugas, para
vergüenza de sus padres y del mundo que la rodea.
Se
trata del primer cuento que da título a este volumen La Dama que amaba los Insectos y otros relatos breves del antiguo Japón,
publicado por Satori Ediciones. En él se reúnen una serie de piezas breves y
deliciosas profundamente imbuidas de lírica y con un lenguaje que estimula el
goce sensorial.
Asimismo,
son escenas anónimas, compiladas durante siglos por manos también anónimas.
Pasaban de generación en generación basándose en la tradición oral y alguien
decidió un buen día ponerlas por escrito. No podemos dejar de darle las
gracias, porque sin duda, muchas de estas excelentes piezas se habrían perdido.
Es
cierto que estas piezas breves pueden poseer en ocasiones notas aleccionadoras
que las acerca a otras obras europeas como Los
Cuentos de Canterbury o en ocasiones al Decamerón,
pero siempre brillando con una intensidad propia. También contienen notas de
Esopo, tal es su brevedad y las enseñanzas que destilan, pero siempre adornadas
por la peculiaridad nipona. Y lo más importante de todo es que reivindica el
papel de la mujer en un mundo dominado por los hombres y con unas reglas
creadas por ellos. Prueba de ello es que la mujer ni siquiera tenía derecho a
poseer un nombre. Por eso, algunos de sus textos presentan una mentalidad muy
adelantada a su época (no olvidemos que estamos hablando del año 1000 más o
menos).
Como
en todas las obras de Satori, destaca la cuidada presentación del texto, el
buen hacer en la edición y el prólogo ilustrativo. En este caso se trata de
Juan Carlos Álvarez Crespo quien aporta luz a algunas cuestiones que pueden
resultar confusas para nuestros ojos occidentales.
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