El escritor mexicano edita en España este volumen de relatos sobre los temores humanos más trascendentes combinados con las nuevas tecnologías.
Los
libros que han aparecido en el mercado editorial desde hace algunos años, ya
incorporan en sus páginas como algo normal el uso del correo electrónico y de
las redes sociales. Al igual que cualquier otro avance creado por el ser
humano, la tecnología tiene la función de hacernos la vida más fácil.
Por
desgracia, no siempre es así, e Internet incorpora un lado oscuro en el que
podemos encontrar acoso en las redes sociales, mails insistentes y grabaciones
apocalípticas. Es el caso de Los
Atarantes, escrito por el mexicano Alberto Chimal y publicado por la
Editorial Páginas de Espuma.
Se
trata de un volumen compuesto por siete relatos en el que autor nos sumerge en
un universo de zozobra e inquietud, en el que las situaciones cotidianas
contienen aristas cortantes que hieren a sus protagonistas y de las que nadie
puede salir indemne.
En
el primer relato, Tú sabes quién eres,
una persona se enfrenta a un ciberacosador, lo que le lleva a cambiar
radicalmente de vida para evitar que la encuentre. En Los Salvajes, relato que pretende homenajear a Roberto Bolaño, los
zombis y el narcotráfico se mezclan en un cuento delirante y divertido.
Connie Mulligan narra la historia de una
mujer que tiene una hija superdotada. Al igual que cualquier madre, hará lo que
sea necesario para conseguir que una editorial publique el libro de su hija llena
de talento. No existen límites a la hora de cumplir los deseos de una hija, y
se puede llegar a los extremos que haga falta, hasta la mismísima presidencia,
si hace falta.
Aquí sí se entiende todo analiza una
problemática común en nuestro entorno hoy en día, como es la emisión de vídeos
por Internet. Todo puede ser grabado y todo puede emitirse, sin hacer
distinción entre la esfera pública y privada. Ni entre la vida y la muerte. Por
otro lado, Arte nos cuenta los
últimos instantes del planeta Tierra desde el punto de vista de dos víctimas
del Apocalipsis.
Él escribe su nombre, el relato más
clásico a mi entender, narra un encuentro entre dos personas que quizá ya haya
sucedido en otro tiempo y otras circunstancias, mientras que La Gente Buena, la pieza magistral que
cierra el libro, juega con la complicidad del lector y deja deliberadamente
muchas lagunas en blanco para que la persona entre al juego del escritor.
Llenos
de una violencia comedida que busca el momento más inoportuno para estallar,
Los Atacantes es un prodigio de ironía y un humor negrísimo que encantará no
sólo a los seguidores de Chumal, sino a todo aquel que se atreva a ver la
realidad desde otro punto de vista.
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