El autor madrileño se alza con el III Pre,io Valencia de Novela Negra con esta obra de intriga ambientada en la II República Española.
Corre
el año 1935 en España. La Duda, un pueblo fronterizo entre Badajoz y Portugal,
ha viso cómo las presiones burocráticas lo dividen por la mitad y se adjudica
una parte del pueblo a cada país. En medio de estas tensiones, aparece el
cuerpo de una joven asesinada llamada Lupe. Su novio portugués es detenido y
encerrado sin presunción de inocencia. Portugal protesta porque se está
reteniendo ilegalmente a un ciudadano de su nación. Y el alcalde de La Duda no
da su brazo a torcer. La situación se va poniendo cada vez más tensa, por lo
que el mando de la República Española decide enviar al inspector Salcedo a
investigar el caso.
Salcedo,
que también tiene sus propios fantasmas, se agenciará la ayuda de un chaval del
pueblo para intentar descubrir a contrarreloj quién es el asesino de la
muchacha, en medio de un clima enrarecido por las presiones sobre la República
que ya auguraban una Guerra Civil y por la dictadura de Salazar.
Esta
no es la primera novela de crímenes de Antonio Gómez Rufo, un escritor con una
sólida carrera literaria que ha merecido gran cantidad de menciones y premios.
En concreto, este libro me ha recordado bastante a otro suyo llamado la Abadía del Crimen, en el que se
investiga un asesinato en el interior de un convento. Del mismo modo que en
dicho libro es notable el personaje de la monja que investiga el caso (y que
posee una inteligencia adelantada a su época), aquí destaca el personaje de Lucio,
un chaval del pueblo que no sabe apenas leer ni escribir, pero capaz de deducir
los más intrincados enigmas.
Otro
de los hallazgos del libro es la claustrofobia que impregna sus páginas y que
nos transmite perfectamente esa sensación de canícula del pueblo extremeño, en
el que el calor del mes de julio no da tregua a sus gentes ni tampoco al
inspector Salcedo. Las moscas, el sudor y la incomodidad harán mella en la
paciencia de este investigador, que también tendrá que enfrentarse a sus
fantasmas personales aparte de intentar resolver a contrarreloj un caso
bastante delicado para el gobierno de la República.
Se
trata por tanto de una lectura interesante, que engancha al lector y no lo
suelta mientras lo traslada a la España rural y empobrecida del año 1935 y a
una Portugal fronteriza a la que por desgracia, tampoco le iba mucho mejor.
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