Una historia de aventuras trepidantes, espadas malditas y malos entrañables.
La Katana del Lamento (Las Aventuras de
Tange Sazen I), publicado por Satori Ediciones, es un compendio de
historias folletinescas que forman un todo. Todos los otoños, el Maestro Tessai
convoca un concurso de lucha en el que participan sus alumnos. El premio
consiste en recibir una de las dos espadas que custodia el Maestro. Pero este
año, además, promete la mano de su hija. Sin embargo, nada saldrá como lo
esperado a causa de la irrupción en el torneo de Tange Sazen, un samurái manco
y tuerto que no conoce rival en la lucha y que además mantiene una actitud
irónica y nihilista ante el mundo.
Tras
llevarse una de las katanas, el discípulo Eizaburo será el encargado de
encontrarlas, ya que sobre ambas espadas pesa una maldición: no deben separarse
o se buscarán, provocando en el camino la muerte de todos los que tengan alguna
relación con ellas.
En
medio habrá amores despechados y no correspondidos, personajes que no son lo
que parecen, equívocos, y sobre todo, aventuras a la vieja usanza, en un estilo
trepidante que nos recuerda a las que se publicaban por entregas en los
periódicos occidentales.
Paradójicamente,
la gente se identificó más con el enemigo manco que con el héroe,
convirtiéndose así sus aventuras en todo un éxito de público. Como indica Jesús
Palacios, en su fantástico epílogo, La
katana del Lamento preludia el cine chambara,
llamado así por la onomatopeya que representa el ruido de las espadas al chocar
entre sí. De todas estas aventuras nacería el cine de aventuras japonesas más
clásico, aquel en el que los protagonistas se abren paso a espadazos y con
piruetas imposible, que todavía contemplamos en occidente con una mezcla de
sorpresa y condescendencia.
Al
igual que otros productos culturales japoneses, este cine tiene unas raíces más
hondas. Desgraciadamente, su autor no pudo disfrutar el éxito que le brindó
esta serie de aventuras ya que falleció muy joven, como viene siendo habitual
en los autores japoneses que triunfan.
Es
un libro que nos mantendrá en vilo y con el que disfrutaremos como lo hacíamos
de adolescentes con las aventuras de Alejandro Dumas o de Dupin, siguiendo las
cuitas de este samurái mientras las espadas quieren saciar su sed de sangre. Y
de paso conoceremos a uno de los iconos culturales más famosos de Japón.
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